lunes, 26 de julio de 2010

Carpe Diem


Supongamos que nos volvemos totalmente racionales y nos olvidamos por completo de las religiones, de todos esos rumores sobre sucesos paranormales que invaden el folclore mundial, ovnis y fantasmas son tan reales como los psíquicos de Walter Mercado, que todo es una invención de los gobiernos del mundo para distraer a la gente de los verdaderos problemas, es más hagamos de cuenta que no existe esa materia sutil que es invisible al ojo y que se supone nos da la conciencia que ningún otro ser en el mundo tiene; esa chispa divina, esos 21 gramos que perdemos al morir, así es, les hablo del alma, algo en lo que la mayoría cree pero pocos realmente se ponen a dilucidar a fondo. Yo lo he hecho, muchas veces me he preguntado: ¿Si el alma existe y si siempre ha existido? ¿Cómo es que habiendo cada vez más personas en el mundo y cada una de esas personas tiene un alma única e irrepetible? ¿De dónde vienen esas almas? ¿Acaso nacen en cuanto una persona nace? O es que acaso hay millares y millares de almas tantas como estrellas hay en el universo y todas esperan su turno para habitar un cuerpo humano, sería más lógico pensar que las almas se dividen, pero aun así, una vez separadas ¿Vuelven a reunirse? Todo esto suena poético sin duda pero lo cierto es que todas estas preguntas sin respuesta entran en el reino de la especulación y a mí no me gusta la incertidumbre sino la certeza de saber algo por cierto valga la redundancia, y es gracias a esa búsqueda del conocimiento, de lo tangible, de lo que puedo aseverar que sé que estoy consciente, de este momento que escribo esto estoy vivo como tú lo estas mientras lees esto. Y es porque estoy vivo que desde que tengo uso de razón me cuestiono sobre infinidad de cosas, algunas de las cuales plasmaré aquí:
Por ejemplo ¿Qué pasaría si solo fuéramos un conjunto masivo de átomos que conforman a la vez un conjunto infinito de células que se renuevan todo el tiempo algo así como en un caos ordenado? Tan solo eso y nada más. Concluiríamos entonces que esas células que tuvimos cuando éramos niños ya murieron por lo tanto no somos los mismos que fuimos entonces (literalmente) ¿Que somos ahora? Y ¿Qué seremos después? ¿No viviremos para siempre en un paraíso o reencarnaremos en otro ser humano o animal? Recuerdo que desde niño siempre me cuestione la existencia de un cielo al menos uno como el presentado en la película “El cielo puede esperar” donde las almas de las personas que morían conservaban su forma humana y llegaban a un lugar con nubes blancas por todos lados y las enviaban directamente a una fila donde esperaban su turno para reencarnar no sin antes recibir una inyección que les borraba la memoria, yo sabía desde entonces del fin del mundo y por lo tanto pensaba en que de acabarse el mundo no habría tal cielo al cual irían las almas, imaginen el desconcierto de un niño al pensar en algo así.
Asumiendo o suponiendo todo esto que acabo de plantear, solo nos quedan algunos hechos importantes: El que estamos vivos aquí y ahora, y que vamos a morir algún otro día, tan simple como eso, como lo dijo Jhon Lenon: “Vive y deja morir”, y pues para mí de esos hechos el que más importa (no se los demás que piensen) es que existimos, pues primero muerto antes de aceptar otra cosa. Al final de cuentas la muerte es solo eso a lo que todos nos dirigimos invariablemente y no vale la pena perder el tiempo en preocuparnos por eso siendo que si resulta cierto lo que arriba digo al final sería tan solo un estado de inexistencia, como un sueño profundo o un coma permanente, el “después de la muerte” no existe pues esa parte de nuestra mente que nos obliga a preocuparnos simplemente por el hecho de ya no existir no importara. Siendo así sería propicio decir que cada noche al dormir morimos y que cada día que despertamos nacemos y así recatar de esa analogía el que nos enfoquemos mas al vivir el día a día, buscando maneras de dejar huella en los demás pues es a través de la demás gente que nos conoce que nosotros seremos recordados incluso después de muertos, de alguna manera viviendo en sus pensamientos, pues el cerebro funciona de igual forma cuando se recuerda que cuando los ojos están viendo algo, he ahí el secreto de la verdadera vida eterna, porque sin los que te conocen y están contigo compartiendo momentos buenos o malos, tú simplemente no existirías ni siquiera ahora, y no es que debamos darle importancia a la demás personas al grado de que dependamos de ellas, tan solo debemos de pensar que vivimos para nosotros y que los demás forman una parte importante de tu existencia lo quieras o no. Y eso es lo más importante que debemos rescatar que no estamos aquí para hacer de nuestras vidas y la de los demás un martirio sino que venimos a vivir con la libertad de usar estos cuerpos perfectos que son como un vehículo que enlaza el mundo que nos rodea y el mundo energético de nuestra mente, pues al final de cuentas todo viene siendo energía en el universo la misma que circula entre nuestras neuronas, todo lo que nos hace ser nosotros, nuestros gustos, la forma en que reaccionamos ante una caricia no solo a nivel emocional sino referente también a la fuerza de repulsión y cohesión entre las partículas subatómicas que componen nuestra piel y las superficies que supuestamente tocamos pero que en realidad nunca llegan a tocarse pues así como los planetas giran alrededor de las estrellas sin chocarse unos con otros esos átomos se repelen y se atraen dependiendo del tipo de energía con que estén cargadas, y sin embargo nuestra mente simplemente interpreta todo ese suceso como sensaciones y experiencias, que son mas complejas de lo que se puede apreciar a simple vista, como los colores incluso, eso que nuestros ojos interpretan como tal, no son más que el reflejo de la luz sobre las superficies cuando la luz se descompone en todo el espectro de los colores del arcoíris y nuestros ojos solo “ven” ese fenómeno como impulsos eléctricos dentro de nuestra compleja mente. Es así que todo se resume en energía que fluye por doquier y como la energía es inagotable tal cual es el vasto universo, no puedo más que estremecerme ante esa idea, y me veo superado en mis creencias pues no importa cuanta experiencia y sabiduría acumule en todo el tiempo que me quede de vida, ante las millones de posibilidades que existen en el universo y las maravillas que ocurren a diario llámense milagros cotidianos o coincidencias de la gran mente colectiva del “alma mundi”, desde el nacimiento de un niño o a la bilocación de de una partícula subatómica que pasa por dos lugares al mismo tiempo, hacen que mi razón no alcance a comprender el propósito de todo esto, pues mi mente entra en conflicto ante la paradoja personal de saber y entender que es imposible que la vida se genere espontáneamente pues que una célula se genere de la nada es tan posible como si un tornado destroce una casa y a su paso la vuelva a recomponer en un Boeing 747 totalmente operable, es imposible que algo así ocurra y sin embargo ante toda improbabilidad, y toda lógica aquí estamos en este mundo lleno de vida a más no poder, desde lo más alto de los cielos en donde se han hallado arañas congeladas a alturas inimaginables que vuelven a la vida luego de ser descongeladas, hasta el fondo de los mares en donde a pesar de la presión del agua y las bajas temperaturas y la total falta de luz solar sobreviven organismos desde bacterias hasta camarones que yacen cerca de unas chimeneas que emanan fuego sulfuroso bajo el manto acuífero que literalmente hierve al entrar en contacto todo ese coctel altamente toxico y del cual esas criaturas se alimentan por increíble que parezca, y es cuando pienso en las infinitas posibilidades como el que el sol no sea necesario para el sustento de la vida en un planeta, y es cuando me vuelvo más emocional que racional, aun cuando solo puedo concluir que todo lo que sabemos es muy poco o casi nada, comparado con lo que sabemos del mañana (que representa lo incierto) creo que es mucho y más que suficiente para seguir creyendo en lo fantástico, en Nessi, seres de otros mundos o dimensiones paralelas quizás y sobre todo en dios.


He aqui alguien que tambien se cuestiona cosas muy a su estilo:


Y aqui un testimonio:

1 comentario:

  1. sabes... el escrito es muy bueno, esta chingon
    y me hizo recordar cosas...

    creo que casi me hace llorar :´(

    me recordaste un momento doloroso en mi vida, aceptar la muerte no es fácil, es difícil creo, darte cuenta que donde antes hubo vida solo queda un cuerpo vida alguna...
    "la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma".

    creo, que es un principio simple de la física, nos da un poco de consuelo,por que ver el cuerpo inerte de un ser querido, que hablaba, reía, y pensaba de alguna forma, es algo, difícil de digerir... creo; que esa en forma de energía, aun esta aquí coexistiendo de alguna forma en el universo.

    Es un buen escrito...

    ILLYDIRA FIGUEROA

    ResponderEliminar